Shock, sentimientos de culpa, sensación de pérdida de control de la propia vida, sentirse “sucia”, pesadillas, flashbacks, miedo “a que vuelva a pasarme”, pérdida de confianza en la gente, dificultades en las relaciones sexuales, etc. Son algunas reacciones psicológicas inmediatas y a corto plazo de una vivencia traumática diaria: la violencia sexual.
Depresiones, ansiedad, trastorno por estrés postraumático, incluso suicidios, podrían presentarse a largo plazo.
Sin dejar de lado, en determinadas culturas y grupos, el rechazo y la estigmatización. Unido a esto, y no menos importante, embarazos no deseados, VIH y lesiones físicas.
“Vidas destrozadas” es un informe de Médicos Sin Fronteras para que “sirva de inspiración a responsables de salud, trabajadores humanitarios y otras personas implicadas” en ofrecer asistencia médica, apoyo psicosocial y legal. Hay países donde las víctimas no tienen dónde pedir ayuda; y, en otros, teniendo atención, el miedo y el estigma se lo impide.
Psicosocial & Emergencias quiere contribuir al conocimiento de esta realidad acercando al lector dicho documento desde el sitio web de Médicos Sin Fronteras: http://www.msf.es/sites/vidas-destrozadas/menu.html (enlace roto)
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